LA HABANA, Cuba.- En días pasados los medios oficiales cubanos anunciaron la aplicación de un Impuesto sobre los Ingresos Personales a los trabajadores del sector empresarial estatal, así como la extensión del pago de la llamada Contribución Especial de la Seguridad Social (CESS) –al que ya estaban aportando los trabajadores de “las entidades en perfeccionamiento”–.
La nueva medida entrará en vigor desde el 1ro de octubre próximo e involucrará a más de 1 millón 300 mil trabajadores “beneficiados” por el Sistema de Perfeccionamiento Empresarial (SPE) y a los que reciben pagos por resultados y por utilidades. Tal disposición “ratifica la función redistribuidora del ingreso tributario y permite disminuir la participación del Presupuesto del Estado en el financiamiento de los gastos públicos”, según los funcionarios citados por la prensa oficial.
El pago de los impuestos se descontará directamente de los ingresos de los trabajadores por parte de la empresa, que los aportará al Presupuesto del Estado. Es decir, que los trabajadores cobrarán un salario del que se habrá sustraído por la empresa estatal el pago que es para el Estado.
Contrario a lo que pudiera suceder en un país medianamente democrático, donde los trabajadores pueden agruparse en sindicatos libres y reclamar contra las medidas que afectan sus salarios e ingresos, en Cuba no se han producido manifestaciones, huelgas ni insubordinaciones en los colectivos laborales que se verán afectados por la disposición. Tampoco se espera que se produzcan. A contrapelo de lo que sostienen algunos imaginativos medios digitales extranjeros acerca de “más de un millón de trabajadores enfurecidos”, ningún evento en el escenario de la Isla justifica hasta ahora semejante titular.
En realidad los trabajadores estatales cubanos, despojados de un derecho tan elemental como el de libre asociación, han desarrollado en las últimas décadas otras peculiares maneras de tramitar su inconformidad ante las medidas gubernamentales que los perjudican, como por ejemplo, disminuyendo su rendimiento productivo y aumentando los robos y “desvíos” de recursos para redondear los deprimidos salarios para obtener ganancias adicionales; emigrando al sector privado o –la que se ha estado tornando más frecuente y expedita– emigrando definitivamente del país para buscar la prosperidad lejos de la costosa tutela castrista.
No obstante, la implementación de las nuevas medidas tributarias no debería causar sorpresa a nadie. Ya desde el VI Congreso del PCC, celebrado en 2011, los Lineamientos enmarcados en la Política Fiscal anunciaban que se establecerían “mayores gravámenes para los ingresos más altos” (Lineamiento 57) y que el sistema tributario avanzaría gradualmente “en amplitud para elevar su eficacia como elemento redistribuidor del ingreso”.
Tampoco se ha informado sobre la correspondencia entre el aporte tributario y las pensiones que cobran los jubilados. Es decir, cuántos trabajadores estatales deben tributar para cubrir las pensiones de todos los jubilados, y cuáles son las proyecciones en ese sentido para una población que tiende alarmantemente al envejecimiento, golpeada, además, por una emigración al exterior creciente y constante de su fuerza laboral.
Las “conquistas” logradas por los trabajadores a través de media centuria de “revolución” se están difuminando rápidamente.
Prima o poi doveva
accadere, era solo questione di tempo.
Se non ho capito male
l'imposta colpira' quelli che a Cuba sono chiamati “estimuli”.
In pratica, a fronte di
salari vergognosamente bassi, lo stato assicura un'entrata
supplementare nel caso che vengano raggiunti degli obiettivi
aziendali.
Cioe' io ti pago poco, ma
se fai i numeri giusti ti faccio contento con quello che, spesso, si
tratta di una sorta di secondo salario.
Ora questi soldi saranno
tassati, una parte restera' attaccato alle unghie dello stato.
Un po', con una certa
forzatura, come accade da noi con gli straordinari.
Fino a quando gli
straordinari sono entro un certo numero di ore mensili, il gioco vale
la candela, oltre non vale la pena perche' lo stato si pappa la
maggior parte della torta.
Come avviene da noi lo
stato cubano si appropria di denaro guadagnato sacrificando ore alla
famiglia, intensificando i ritmi nella speranza di avere un piccolo
tesoretto mensile.
Mi immagino l'incazzatura
solenne del Boss che, grazie a questi incentivi portava a casa, in
scala cubana, un ottimo mensile.
Come ogni stato, il nostro
in cima, quello cubano deve riuscire a fare piu' cassa possibile,
come abbiamo detto in settimana per i cuentapropistas ora e' il
momento dei salariati trasformarsi da contribuiti a contribuenti.
Lo stralcio di articolo
postato non nasconde l'indignazione dell'autrice per questo
provvedimento; con ogni probabilita' puo' fare un certo scalpore la
novita' della cosa che, in altre parti del mondo, rientra
nell'assoluta normalita'.
Certo che se mi poni un
obiettivo per cui io sacrifico le ore e poi mi tassi il guadagno a
quel punto saro' io, obrero o salariato cubano, a valutare se ne vale
la pena o se e' meglio fare un secondo lavoro o passare piu' tempo
con la mia famiglia.
Da un lato un milione e
mezzo di lavoratori lasciati a casa, alcuni di questi sono diventati
cuentopropistas, altri se ne sono andati, altri ancora sono a spasso
perche', oggi a Cuba, riuscire ad avere un lavoro statale e'
diventato complicato, senza conoscenze o passaggi di denaro.
Dall'altro, dopo aver
riconosciuto stimoli per migliorare una produttivita' che,
giocoforza, non puo' non essere figlia di quei salari, quegli stessi
stimoli vengono tassati e vedono diminuire la loro sostanza.
Come scrivevo sempre meno
contribuiti e sempre piu' contribuenti, la nuova Cuba e' anche
questo.